La influencia de la lengua excede la de todos nuestros otros miembros combinados, y controlarla, por lo tanto, en el servicio del Señor, es la más importante obra de su pueblo con respecto a sus cuerpos mortales y al servicio que éstos rinden al Señor.  Unas pocas palabras de amor, amabilidad, ayuda; ¡cuán a menudo han cambiado el curso entero de una vida humana!  ¡Sí, cuánto han tenido que ver con moldear el destino de naciones! ¡Y cuán a menudo palabras malvadas, descorteces, calumniadoras han hecho grave su justicia, han asesinado reputaciones, etc.!  O, como declara el apóstol, “inflama la rueda e la creación”, despertando pasiones, contiendas, enemistades, al principio impensadas.  ¡No nos asombra que declare que tales lenguas son “inflamadas por el “Gehena”, la segunda muerte!  Z. ’99-75

Nuestro juicio es que sin oración es imposible para cualquier cristiano mantener un camino apropiado y consistente en la vida, y edificar una estructura de fe y de carácter tal como es representada por el apóstol compuesta de “oro, plata y piedras preciosas”, sin oración; más que esto, sin regularidad en la oración; así estaríamos inclinados a decir sin arrodillarnos en oración; y creemos que las experiencias y testimonios de los mejores y más verdaderos entre el pueblo del Señor que hayan vivido, corroborará esto.  Z. ’99-184

Alguien ha dicho bien: “El cristiano en el mundo es como un barco en el océano.  El barco está seguro en el océano mientras el océano no esté en el barco”.  Una de las grandes dificultades con la Cristiandad hoy día es que ha admitido a los extraños, los “pueblos de las tierras”, y los ha reconocido como cristianos.  Esto daña, no sólo a los cristianos, disminuyendo sus valores (porque el promedio será considerado el modelo), sino que también daña a los “extranjeros”, al causar que muchos de ellos se crean completamente seguros y sin necesitar conversión, porque son exteriormente aceptables,  y quizás asistan frecuentemente a los cultos públicos.  Z. ’99-203

Alguna de la gente amada del Señor ha dañado grandemente su influencia en la Verdad al desplegar demasiada confianza en sí misma, demasiada seguridad en sí misma, al hablar del plan divino a otros especialmente a los instruidos.  La mansedumbre es una joya en cualquier lugar que se encuentre y es especialmente deseable como un accesorio y una orden de la verdad.  Que la Verdad sea disparada con toda la fuerza que puede llevar,  pero siempre con mansedumbre y humildad; y la fórmula de sugerir la Verdad a menudo será hallada como la más poderosa.  Z. ’00-14

Debemos recordar también que somos incompetentes para juzgar nuestras propias imperfecciones, y por lo tanto incompetentes para juzgar las experiencias que más nos ayudarán.  Z. ’00-22

Si somos positivos al rechazar la tentación esto incrementará nuestra fuerza de carácter, no sólo para este momento, sino también para subsecuentes tentaciones; y esto desconcierta hasta cierto punto a nuestro adversario, quien, notando nuestra positividad, sabe bien que es inútil discutir el asunto con personas de fuertes convicciones y caracteres positivos; si la cuestión fuera discutida, el resultado sería seguramente un avance de mayores razones y argumentos por parte del adversario, y por nuestra parte un peligro de ser superados en la discusión porque, como declara el apóstol, el diablo es adversario astuto, y “no ignoramos sus engaños”.  Pronta y positiva obediencia a la Palabra y el Espíritu del Señor es el único curso seguro para cualquier hermano.  Z. ’00-30

Jesús observó los tiempos y las sazones y los métodos de Dios.  Nunca expuso temerariamente Su vida hasta que por los Profetas reconoció que había llegado Su hora para ser entregado a manos de Sus enemigos.  El no hizo largas oraciones en las esquinas para ser oído por los hombres, ni exhortó a la multitud con ruidosas arengas; como indicó el profeta, no alzó su voz ni la hizo oír en las calles (Isaías 42:2).  El eligió los métodos de Dios, que son racionales y sabios, y que son efectivos para seleccionar entre los hombres la clase que Él desea para ser herederos del Reino prometido.  Que todos aquellos que corren para obtener el premio, destaquen estas pisadas del Maestro, y estén más y más llenos de su Espíritu.  Z. ’02-265

Cada trabajador en la presente cosecha debiera notar la instrucción del Señor en estos versículos.  Donde sea que los representantes del Señor vayan debe ir la paz, no la contienda, la confusión, el tumulto, la discusión.  Ciertamente, la Verdad probará ser una espada que levantará oposición y sin embargo debe ser la Verdad la que cause oposición y división y no alguna rudeza o palabra o acción poco amable por parte de los representantes del Señor.  Hay muchas cosas que irritan a la humanidad en este tiempo atareado, y todos aquellos que han recibido la Verdad deben recibir también Su Espíritu, “hablando paz por medio de Jesucristo”.  Z. ’04-108

La “cosecha” es el tiempo para aventar el “trigo”, un tamiz, un tiempo de separación, y corresponde a cada uno de nosotros probar nuestro carácter (Efesios 6:13). “Habiendo acabado todo, estad firmes”.  Las pruebas de esta “cosecha” deben ser como aquellas de la “cosecha” judaica o típica.  Una de ellas es la cruz, otra la presencia de Cristo, otra su humildad, otra su amor.  Los judíos fueron reprobados porque “no conocieron el tiempo de su visitación” (Lucas 19: 44).  La cuestión es doblemente penosa para aquellos que alguna vez han visto la luz de la Verdad Presente, y luego salen a las “tinieblas de afuera”.  Esto implica infidelidad.  Z. ‘04-297

¡Qué exhortaciones son estas a la unidad, la paz, el amor fraternal!  Como nos sugieren paciencia, tolerancia, gentileza, ayuda y consuelo unos hacia otros en la iglesia para que así el Espíritu del Señor pueda abundar en todos, para que cada uno pueda hacer el mayor progreso posible en el camino correcto.  Queridos hermanos y hermanas, seamos cada vez más y más dignos del nombre de Bernabé, Consolador de los hermanos. Tengamos el Espíritu Santo abundando en nosotros más y más, porque esta es la buena voluntad del Señor; para que con Él abundando en nosotros ricamente seamos todos hijos e hijas de consuelo en Sion, representantes de nuestro Padre, y canales del Espíritu Santo, así como también de la Verdad.  Z. ’04-296

Debemos anticipar un segundo ataque sobre la iglesia verdadera (no sobre el sistema nominal), y esto puede significar, como en el caso de Juan el Bautista, una segunda y aparentemente completa victoria de la mujer Babilónica y su rufián (Ezequiel 23:20), el mundo, sobre los fieles miembros del cuerpo de Cristo en la carne.  Ciertamente no nos sorprenderemos y el asunto resulta así; pero ésta y todas las cosas resultan para bien de aquellos que aman al Señor.  Todos debemos morir para ganar nuestro premio celestial más allá del velo.  La clase de Elías a este lado del velo debe y será derrotada, pero esta derrota aparente sólo apresura las glorias del Reino.  Z. ’04-63

Parece que cada cristiano inteligente debiera orar continuamente con esta inspirada oración, para librarse de los errores ocultos, para que pueda refrenarse de pecados presuntuosos; y así orando sinceramente, también vigilará estos comienzos  de pecados y guardará su corazón en una condición limpia y pura, yendo continuamente a la fuente de gracia por ayuda en todo tiempo de necesidad.  Aquel que busca vivir una vida de santidad y conocimiento del Señor meramente guardándose contra los pecados exteriores o presuntuosos, y que niega el comienzo del pecado en los secretos de su propia mente, está intentando una acción correcta en una forma muy necia e irracional.  Z. ’98-22

Si como cristianos pudiéramos guardar este pensamiento siempre en primer lugar en nuestras mentes; ¡qué dignidad añadiría a nuestro carácter! ¡Qué poder transformador sería! ¡Qué ayuda hará la nueva naturaleza en su batalla con las bajas y serviles tendencias de la vieja naturaleza ahora abandonada y contada por nosotros como muerta! “Nuestra ciudadanía está en los cielos”, dice el apóstol.  Aunque aún vivimos en el mundo no somos de él, sino que hemos transferido nuestra lealtad y ciudadanía al reino celestial… Y ahora, como representantes de nuestro Reino mientras todavía vivimos en el mundo entre extraños y extranjeros, como embajadores debiéramos sentir tanto la dignidad como el honor de la posición y las pesadas responsabilidades, y siempre conservar en la memoria las palabras del apóstol, “Todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús” (Colosenses 3:17).  Z. ’04-72

Sin importar cuán elegantemente se expresa, la Verdad es una espada que penetra en cada dirección, y que como nuestro Señor predijo, frecuentemente pone a los padres contra los hijos y a los hijos contra los padres, porque las tinieblas odian la luz y se oponen a ella en toda forma posible.  En vista de las enseñanzas del Señor respecto a este tema, y de cómo la más sabia presentación aun de ella puede ser finalmente tergiversada, concierne a todo aquel que sirva fielmente a la Verdad ser tan cuidadoso como sea posible para no ser mal interpretada; hacer que se entienda claramente que no participamos ni abogamos por cualquier tipo de anarquía; sino por el contrario, defendemos la justicia y las más elevadas leyes, la ley divina.  Z. ‘03-13

Esto parece implicar que los más equilibrados entre el pueblo del Señor deben mirar con simpatía y ejercitar el paciente dominio propio no sólo hacia los débiles y los faltos de coraje, sino hacia todos; incluyendo a aquellos que tienen demasiado coraje y empuje… crecer en conocimiento nos ayuda a crecer en esta gracia de la paciencia, porque a medida que apreciamos más y más la paciencia del Padre celestial con nosotros, esto nos ayuda a aplicar el mismo principio a otros… La idea de que nuestro Padre celestial ha favorecido y llamado a alguien debiera hacernos extremadamente cuidadosos en cómo cooperamos con el Señor respecto a la llamada celestial, y ser tan útiles como sea posible a todos aquellos que buscan caminar con nosotros en las pisadas de nuestro Señor en el camino angosto.  Z. ’03-24

Teniendo la condición de corazón que implica compañerismo con el Señor y plena dedicación en hacer Su voluntad, el pueblo del Señor implora Su bendición al comienzo de cada día, y da gracias al final de cada día, pero en todos los asuntos de la vida buscan recordar que lo han consagrado todo al Señor, y por fe miran hacia Él en todos los asuntos de la vida; y en proporción a la importancia de sus emprendimientos, por fe, comprenden la asociación de la providencia de Dios con todos los intereses de la vida, y de acuerdo a esto dan gracias.  Esta es la voluntad de Dios para con nosotros: Él desea que vivamos en tal actitud, de constante consideración de Su voluntad y de Su bendición, y Él desea esto respecto a nosotros porque será la condición más favorable para nuestro progreso en el camino angosto y que mejor nos asistirá en hacer firme nuestra vocación y elección (II Pedro 1:10).  Z. ‘03-25

El espíritu del Señor entre su pueblo se compara con “una llama de amor sagrado” para el Señor y para todos los que están relacionados con Su causa; esta flama es encendida por medio del mensaje divino individualmente en cada uno cuando es engendrado del Espíritu Santo, y pertenece, por lo tanto, a la iglesia colectiva bajo de ese Espíritu.  En la medida en que la iglesia crece en conocimiento y en amor y en compañerismo con el Señor esta “llama de amor sagrado” la convertirá en una luz en el mundo, una ciudad puesta en una colina que no puede ser escondida.  Z. ’03-25

Sin importar cuánto pueden llegar a respetar la profecía o el hablar en público, el pueblo del Señor debiera aprender proporcionalmente a no recibir lo que puedan oír sin un apropiado examen y crítica; debieran probar todas las cosas que oyen, debieran ejercitar la discriminación de la mente, para saber lo que es apoyado por la lógica y las Escrituras, y lo que es una mera conjetura y posiblemente una falacia.  Debieran probar todo lo que oyen con la idea de retener todo lo que resiste la prueba de la Palabra divina; y debieran rechazar rápidamente cualquier cosa que no resista estas pruebas.  Z. ’03-26

La exhortación es que cualquier cosa que sea mala, sea que tenga una buena o una mala apariencia, debe ser resistida y rechazada… Abstenerse de toda apariencia de mal es otro pensamiento, uno diferente del que las palabras del apóstol asegura en el original; sin embargo representan un principio sano.  Seguramente debemos abstenernos no sólo de cosas malas, cualquiera sea su forma o apariencia, sino que debiéramos abstenernos tanto como sea posible de hacer cosas que sabemos que son buenas, pero que nuestros amigos o vecinos puedan mal interpretar o considerar como cosas malas. El espíritu de dominio propio dicta que no sólo el mal en todas sus formas, sino todo lo que tenga una mala apariencia también, debiera evitarse, que la influencia por el Señor y la Verdad sea la mayor posible.  Z. ’03-26

El método del apóstol es digno de imitación.  Toda persona sabia descree de las novedades, y se inclina a decir que todo lo de valor es antiguo.  Nosotros, como el apóstol, debiéramos esforzarnos por mostrar que el verdadero evangelio no es una nueva teología, sino una teología antigua; no es un nuevo evangelio, sino un evangelio antiguo; el que fue predicho a Abrahán; el que fue declarado por el mismo Señor Jesús y por todos sus apóstoles.  A medida que mostramos los errores que prevalecen hoy, que tienen su origen en el oscurantismo, debemos mostrar que no estamos forzando una nueva teoría igualmente errónea, sino que hemos descargado los errores del oscurantismo y hemos vuelto a los primeros principios, preceptos y enseñanzas del evangelio, como fue anunciado por el Señor y sus representantes autorizados, los apóstoles.  Z. ’03-29

El pueblo del Señor del Israel Espiritual hará bien en llevar este pensamiento continuamente en mente: que los intereses espirituales deben siempre tener preferencia; que los asuntos temporales deben manejarse y controlarse desde el punto de vista del bienestar eterno; desde el punto de vista del crecimiento, desarrollo y prosperidad espiritual; desde el punto de vista de las mejores influencias e intereses en sus hijos.  No sólo deben dudar en seguir cualquier sugerencia que los lleven a ellos y a sus familias a condiciones desfavorables, impías, sino que deben determinar que bajo ninguna consideración deben seguir tal sugerencia; que por el contrario, el pueblo del Señor debe ser su pueblo, aunque esto signifique menos comodidades y lujos en esta vida presente. Z. ’02-350

¿No debiéramos tener todos el Espíritu del Maestro, expresado por Sus palabras? Los verdaderos santos del Señor no tienen negocios propios, porque dan todo lo suyo al Señor al consagrarse. Manejan sus negocios como delegados del Señor, no para ser entregados a su muerte, en condición próspera, a sus hijos o sus amigos, posiblemente para su daño. Deben ser usados por el fideicomiso tan sabiamente como sepa antes de morir; porque entonces su fideicomiso termina, y debe rendir cuentas.  Z. ’03-53

Como el amor es la cosa más excelente, así también es la más duradera… porque la fe ¿no llegará prácticamente a su fin cuando veamos y conozcamos plenamente? ¿Y no llegará la esperanza prácticamente a su fin cuando alcancemos el fruto de todas nuestras esperanzas y seamos poseedores de la plenitud de las promesas de nuestro Padre celestial? El amor, sin embargo, nunca cesará, así como no ha tenido comienzo, porque el amor fue sin principio; porque es Su carácter, Su disposición; y así como Él perdura para siempre, así el amor perdurará para siempre. Z. ’03-58

Cuando consideramos esta hermosa expresión de los sentimientos del Señor en referencia a la iglesia, tenemos un vistazo de la gloria de la bendita unidad de la familia divina. Es una unidad de propósito, una unidad de confianza, una unidad de simpatía, una unidad de amor, una unidad de honor, y una unidad de posesión mutua. A esta unidad la describió nuestro Señor como ya existente entre Él y el Padre, pero en lo concerniente a sus discípulos era y todavía es prospectiva; y su pleno cumplimiento es la meta ideal a la cual se nos enseña a aspirar.  Z. ’03-77

Que la esperanza de que pronto experimentaremos el cambio de nuestra resurrección, y seremos hechos como nuestro amado Redentor, y le veremos como Él es, y compartiremos Su gloria en la gran “epifanía”, o resplandecer de los hijos de Dios en la gloria del reino, nos entusiasme, que energice nuestros corazones, suelte nuestros labios, y nos fortalezca para cada deber, privilegio y oportunidad, para servir a nuestro maestro y a la familia de la fe.  Si esta esperanza ha sido el ancla del pueblo del Señor por tantos siglos, cuanto más significa para nosotros que estamos viviendo ahora en el mismísimo tiempo de su presencia esperando por Su “apokalupsis” ; ¡Su revelación en la gloria del Reino! Z. ’03-151

No es menos obligatorio para el pueblo del Señor denunciar cualquier malhechor que puedan encontrar en la calle que el acordarles a todas las personas feas que vean de su falta de belleza… La cortesía es siempre una parte del carácter cristiano. En el mundo puede ser un lustre, pero en el cristiano no es meramente un barniz, sino que representa los verdaderos sentimientos del corazón, desarrollado a lo largo de las líneas del espíritu de vida, el amor.  El amor conduce a la gentileza, la paciencia, la bondad, etc., y aun en caso de desobediencia vacilará en proferir una palabra descortés, y la evitará tanto como el deber lo permita.  Z. ’03-153

El apóstol no quiso significar que no debiéramos prestar atención a las faltas de la carne, ya sea en nosotros mismos o en otros miembros del cuerpo. Todas las debilidades de la carne deben ser combatidas, y frecuentemente pueden demandar un tratamiento riguroso en beneficio de la Nueva Criatura; pero sin embargo, debemos diferenciar claramente entre la Nueva Criatura y su débil cuerpo mortal, y debemos amar y simpatizar con el hermano, mientras que cuando nos sea necesario, para su beneficio, y también para beneficio de la iglesia, debemos reprobar, reprender o corregir de otra manera su rumbo equivocado.  La definición del apóstol sobre cómo debemos reconocer las dos clases separadas es que el que no está regenerado buscará las cosas de la carne, mientras que el regenerado buscará las cosas del Espíritu.  Z. ’03-170

Esto no puede significar que debemos violar las leyes de la razón y la decencia imponiendo a otros las buenas nuevas en momentos inconvenientes o poco razonables para ellos; sino que significa que debemos tener tal amor por la Verdad, tal sincero deseo de servirla, que gozosamente aceptaremos la oportunidad de hacerlo, sin importar cuán inconveniente pueda ser para nosotros.  Es el principal negocio de nuestras vidas, al cual la vida en sí misma está subordinada, y por tanto, ninguna oportunidad para el servicio debe hacerse a un lado.  Z. ’03-189

Aprendamos a orar correctamente, así como a trabajar y esperar correctamente; y para poder hacerlo seamos rápidos para oír, lentos en hablar, rápidos para escuchar la Palabra del Señor y la lección que ya nos ha dado, y a su método para instruirnos y guiarnos y bendecirnos. Seamos lentos en decirle cuáles son nuestras preferencias; la verdad busquemos alcanzar aquel desarrollo del carácter cristiano que nos permitirá siempre no buscar nuestros propios deseos, sino la voluntad y el camino de nuestro Padre en los cielos.  Z. ’03-204

No sólo será verdad que el Ungido del Señor será cabeza y hombros sobre todos los demás, “señalado entre diez mil, todo el codiciable”, sino que también será cierto hasta un punto considerable que todos aquellos que están asociados con los miembros del cuerpo de Cristo en la vida presente (antes que Él sea proclamado Rey del mundo entero) serán capaces de reconocer la amplitud y grandeza en aquellos que el Señor está eligiendo para ese lugar de honor en los asuntos de los hombres. Serán capaces de reconocer que ellos han estado con Jesús, verán su grandeza de corazón, su altura moral, discernirán en ellos el espíritu de dominio propio.  Z. ’03-206

La respuesta de los judíos a Nabucodonosor: “Nuestro Dios a quien servimos” es digna de notar.  Ellos no sólo reconocieron a Dios y lo adoraron, sino que además le sirvieron, de acuerdo con la oportunidad que tuvieron… Resolvamos, queridos hermanos, como lo hicieron los tres Hebreos, que sólo adoraremos y serviremos al Señor nuestro Dios, que no adoraremos ni serviremos al sectarismo, en cualquiera de sus muchas formas, ni a las riquezas, con sus tentaciones y recompensas, ni a la fama, los amigos, o a sí mismos, Dios “tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”, tal es la declaración de nuestro Señor y Cabeza. Z. ’99-172