Studies in the Scriptures

Tabernacle Shadows

 The PhotoDrama of Creation

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ORGULLO - CELOS - CÓLERA - HOMICIDIO.

Ningún hijo tuvieron Adán y Eva en el Paraíso. Trabajaron, comiendo su pan con el sudor de su frente mucho tiempo antes de que su primogénito naciera.  Sin duda alguna que el carácter de éste desde antes de nacer, llevaba impreso algo de la amargura y tristeza que sus padres, en su vida azarosa, sintieran. La vida edénica había sido sumamente dichosa, y el contraste era, por lo menos, doloroso. Sus mutuas censuras, el resentimiento que sus corazones abrigaban contra su Creador, la inconformidad con la vida que disfrutaban, todo se avino para dotar a ese hijo de una índole celosa y egoísta.

Tuvieron algunas hijas y luego otro hijo -Abel- de carácter diametralmente opuesto al de Caín, su hermano. Las experiencias de la vida y la presencia de los hijos habían ablandado y consolado los corazones de los padres. Se acordaban de la bendita Promesa: “La Simiente de la mujer quebrará la cabeza de la serpiente,” y a la vista del segundo hijo, de carácter apacible y sumiso, renació la esperanza. Si los padres de ahora comprendiesen hasta qué punto ellos son los responsables de los característicos que adornan o afean a sus hijos, ¡cuánto cuidado no emplearían en dotarles de caracteres sanos y nobles, infiltrando en ellos sentimientos de justicia, reverencia y dulzura!

Transcurridos los años, los dos hijos, Caín y Abel, soñaron con la restauración de la dicha perdida implicada en la Promesa de la Simiente de la mujer, y se presentaron ante Dios con ofrendas para su aceptación. La de vida animal que presentó Abel fue aceptada porque ejemplificó la necesidad  del sacrificio de Jesús como base de reconciliación y perdón de pecados. Al rechazar la ofrenda de Caín, Dios indicó claramente que el perdón de pecados no es posible sin el derramamiento de sangre. Caín, en obediencia a la voluntad divina, debió haber sacrificado un animal, más, altanero y rebelde, abrigó en su corazón al odio; se enceló, y del tal modo encolerizóse que llegó a cometer un homicidio.

Dice San Pablo que la sangre de Abel clama por justicia contra Caín. Pero la sangre bendita de Jesucristo pide para el pecador misericordia y compasión.

 


Redemption from the Curse



The Acceptable Sacrifice Typified



Cain's Jealousy



Death's Reign Begun

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